En la década del '90 San Vicente se perfilaba como uno de los puertos más grandes del país en el cual recalaban navíos de todo tipo de calado y envergadura. Así también la bahía de San Vicente tenía el triste récord de poseer las aguas más sucias y contaminadas del país. Récord que le costaría un caro y peligroso desastre.
Eran poco más de las seis de la mañana de aquel domingo 6 de marzo de 1993. En la bahía de San Vicente comenzaba a desatarse la peor tragedia vivida por ese puerto. Un derrame de petróleo al mar fue el caldo de cultivo para que en pocos minutos el sector se convirtiera en un infierno.
Se incendiaba el puerto pesquero más grande del sur de Chile, y sumado a ésto la constante amenaza de explosión de los estanques de almacenamiento de combustibles de las empresas Shell, Copec y Esso (ubicados a sólo un par de cuadras del puerto pesquero), tenían a Talcahuano y las ciudades aledañas al borde de una catástrofe nunca antes vista en la historia de nuestro país.
El caos vehicular, provocado por quienes huían despavoridos, hacía aún más dantesca la imagen, en una emergencia en que los temores apuntaban al riesgo que significaba la presencia de los estanques de combustible de las principales distribuidoras a metros de las llamas.
Luis Fregonara Molina, Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Talcahuano, era en ese entonces capitán y recordó que aquel día salieron muy temprano de sus casas a combatir el fuego sin imaginar la magnitud del desastre. "No estábamos preparados técnica ni materialmente, teníamos cascos del año 1943. Ni siquiera contábamos con equipos de respiracion autónomos", afirmó el directivo, quien calificó la situación como "una mezcla rara de incendio estructural, en el agua y a bordo".
William Aracena Aguirre es el administrador del puerto pesquero artesanal de San Vicente y en aquella época participaba en el mejoramiento del puerto. "La temperatura era altísima, llegué muy temprano a la oficina a saber qué pasaba, pero la catástrofe era mucho mayor de lo que imaginé. Era tanto el calor que la madera de la oficina transpiraba, pero mi temor eran las petroleras, nadie conocía cómo funcionaban y su sistema de control de gases".
El ex dirigente pesquero explicó que fue gracias a la oportuna acción de bomberos, "que actuaron de manera heroica", lo que evitó que los daños fueran mayores. "El instinto nos obligó a sacar las lanchas hacia Lenga. Estuvimos hasta las 11 de la noche y llegó hasta el Presidente Patricio Aylwin".
Marcos Oyarzo Espinoza, Comandante de Bomberos de Talcahuano, quien es experto en manejo de combustibles, fue claro: "Tuve miedo, es la única vez que he sentido miedo, porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos, no sabíamos qué pasaría con los estanques de aceite de pescado. Mi familia se fue a Penco, yo me quedé".
Experiencia enseñó a todos
Dado que el principal error en 1993 fue la descoordinación, según el Superintendente Luis Fregonara, en estos 13 años se ha avanzado bastante en el trabajo conjunto de instituciones como la Gobernación Marítima, la Municipalidad de Talcahuano, Bomberos y las empresas del sector.
Oyarzo agregó que nuevas medidas de seguridad ajustadas a estándares internacionales hacen más difícil la ocurrencia de un siniestro en la bahía. Mencionó, por ejemplo, la suspensión de faenas de mantención cuando un buque petrolero recale en el puerto.
Hoy, esta situación ha llevado al Cuerpo de Bomberos de Talcahuano a tomar conciencia de la necesidad de contar con un manual que contenga un "Plan de Emergencias Abordo". Las compañías del área marítima: Primera, Tercera, Séptima y Undécima, han adoptado como misión salvaguardar vidas humanas que se encuentren embarcadas y junto a ello poner a salvo, en muchos casos, la fuente laboral de un gran número de trabajadores del mar que habitan en nuestra zona.
15 años, desde que el mar ardió.
Fuente: 5. Deutsche Feuerwehrkompanie Talcahuano - Dirección de Servicios Informativos
Fotografías: 5. Deutsche Feuerwehrkompanie Talcahuano - Dirección de Servicios Informativos