29 de marzo de 2010

Bomberos, y las pérdidas materiales


El terremoto de 8,8 grados Richter que azotó nuestra zona fue como una bomba atómica para las viejas construcciones del puerto de Talcahuano.

Por si fuera poco, lo que no derribó el movimiento telúrico fue arrasado por las olas del tsunami, que arrastró contenedores y barcos, casi hasta el centro mismo del puerto.

En el caso del Cuerpo de Bomberos, las pérdidas fueron muy graves, el diputado Jorge Ulloa, quien es voluntario de la Cuarta Compañía de Bomberos de Talcahuano hace más de 35 años, no tiene pelos en la lengua para referirse a la situación: "tenemos el 70 por ciento de los cuarteles en el suelo" indica. Luego explica que de las diez compañías que comprenden el cuerpo chorero, siete sufrieron graves daños en su infraestructura o fueron destruidas por el cataclismo.

"En este momento queremos saber cuáles son las alternativas que tenemos, porque en los casos de emergencia, Bomberos ha sido la primera respuesta. Yo me reuní con el ministro Hinzpeter y él me señaló que una de sus preocupaciones primordiales es la situación de Bomberos", indicó el parlamentario, quien por estos días ha trabajado como un voluntario más.

Dentro de todo el problema generado por el movimiento telúrico, la situación más compleja es la que atraviesa el cuartel central de la institución.

"Lo habíamos dado por perdido pero un grupo de expertos alemanes lo inspeccionó y nos dijeron que era recuperable. Aunque a costa de una inversión bastante alta", afirmó el diputado Ulloa.

Al pie del cañón

Por el momento, lo que más tranquiliza a las autoridades bomberiles, es que pese a los daños, lograron mantener la organización de sus unidades y la capacidad de respuesta ante las nuevas urgencias que surgieron desde un primer momento, como el incendio del supermercado Santa Isabel, que fue destruido por la misma turba que los saqueó.

"Desde el primer minuto se puso en práctica el plan de contingencia.

Nosotros estábamos trabajando hace mucho tiempo para enfrentar una situación como esta", indicó el superintendente Luis Fregonara, quien se refirió sobre todo a preparación de brigadas de rescate urbano y la conformación de fuerzas de tarea, que actuaron en diversos puntos de la ciudad desde las primeras horas de la catástrofe.

Además del desempeño técnico de las diversas compañías, el superintendente valoró la entrega demostrada por los voluntarios, quienes han arriesgado todo para ayudar a los demás.

"Algunos voluntarios que estaban de guardia en el cuartel central prefirieron sacar los vehículos emergencia y dejaron sus autos adentro, los que después se perdieron durante el tsunami", indicó Fregonara.

Aunque sus fuerzas han llegado al límite, durante toda la jornada de ayer, varios carros trabajaron repartiendo agua en las poblaciones donde todavía no llega el suministro.


Fuente: Diario La Estrella de Concepción
Fotografía: 5. Deutsche Feuerwehrkompanie Talcahuano



21 de marzo de 2010

Los pequeños grandes bomberos


Dentro de estos días de trabajo se merecen una mención especial, nuestros cadetes. Jóvenes cuya edad hoy es de 14 a 17 años, y aquellos que por ingreso especial y un poco más de edad han deseado ser parte de esta institución.

A este grupo de 11 jóvenes, queremos darles las gracias por ser parte de nosotros y tomar decisiones de adultos en momentos de dificultad, por darnos esa chispa y fuerza juvenil, y ser cada uno de ustedes; un voluntario más. Estamos orgullosos de ustedes.

En medio de esta catástrofe, nos hemos dado cuenta que tenemos líderes y personas capaces, y que han rendido fruto las bases de nuestra formación temprana como bomberos. Para ustedes "hermanos chicos"; un abrazo.







20 de marzo de 2010

Admisión 2O1O


Ingresar a la Quinta Compañía de Bomberos de Talcahuano es un reto al esfuerzo, autosuperación, profesionalismo, destreza, y a la paciencia de esperar el tiempo adecuado para tripular un carro bomba y cumplir la misión de un Bombero. En la Quinta buscamos líderes y personas capaces, que se encuentren trabajando o estudiando. En la Quinta, formamos personas, luego Bomberos, porque somos más que una compañía de bomberos...

Requisitos Generales admisión 2O1O

· Ser Chileno
· Tener salud y condición física compatible.
· Tener residencia en Talcahuano.
· No registrar antecedentes penales.
· Tener entre 15 y 17 años de edad.
· Presentar oportunamente la documentación solicitada.
· Poseer un promedio de notas, en el área científico humanista, igual o superior a 5.4.
· Estar cursando como mínimo el primer año de enseñanza media.
· Aprobar satisfactoriamente los exámenes de entrevista personal y médico.

Específicos para admisión especial

· Tener entre 18 y 25 años de edad.
· P.S.U. rendida.
· Estar cursando estudios superiores o poseer un titulo profesional y/o técnico.

Documentación requerida.

- Certificado de nacimiento
- Certificado de alumno regular y concentración de notas cuando corresponda
- Certificado de antecedentes
- Certificado de residencia
- Declaración jurada simple de solvencia económica
- Autorización notarial de los padres para menores de 18 años
- Cuatro fotos tamaño carne, fondo rojo
- Certificado de trabajo en caso de que no estudie.

La documentación deberá entregarse en el Cuartel de la Quinta Compañía de Bomberos de Talcahuano, ubicado en Río Maule 5383 sector Denavi-Sur, al Sr. Primer Brigadier o Teniente de Compañía de Guardia.

Los exámenes de entrevista personal, médico y psicológico se tomarán a todos los postulantes que cumplan los requisitos en los meses de Marzo-Abril del 2O1O.

Mas informaciones a traves de: jugendgruppe@bombachile.cl ó correo@bombachile.cl





19 de marzo de 2010

Comunicamos una lamentable pérdida


Se comunica el sensible fallecimiento de Sebastián Andrés Durán González. Hijo del voluntario de nuestra compañía, Sr. Fernando Durán Peña; y sobrino del Teniente Tercero de Compañía Sr. Jorge González Silva. Su velatorio se está llevando a cabo en Iglesia San Pablo, ubicada en Villa Independencia, Talcahuano desde hoy Viernes 19 de Marzo.

Sebastián, quién naciera de un embarazo múltiple y prematuramente hace algunas semanas en medio de esta vorágine, presentó problemas respiratorios comunes en este tipo de embarazos. No así su hermano, Vicente Alberto; quién se encuentra en buenas condiciones y a la espera de ser retirado de incubadora.

Toda nuestra compañía expresa sus sentimientos de profundo pesar por la pérdida de este pequeño bebé, y entrega sus condolencias a la familia; a nombre de Oficiales, Voluntarios, Cadetes y Personal Rentado de nuestra Quinta Compañía.





Exposición de Primeros Auxilios Psicológicos


El miércoles 17 de Marzo se realizó en los salones de nuestro cuartel la exposición denominada "Primeros Auxilios Psicologicos", dictada por el Capitán de Corbeta de la Armada de Chile Sr. Rodrigo Varela, profesional de Sanidad Naval y experto de manejo en psicología de grupo; contando con la participación de voluntarios representantes de las 10 compañías del Cuerpo de Bomberos de Talcahuano.




16 de marzo de 2010

Carta de nuestro Director


Señores Oficiales, Voluntarios, Cadetes, Confederados, Bomberos Voluntarios todos;

Transcurridos quince días desde la tragedia que asoló nuestra ciudad y que sabemos aún no ha concluido, quiero expresar a ustedes mi más sincero reconocimiento por la labor prestada durante esta emergencia. que en minutos muy difíciles sacó a relucir lo mejor de ustedes.
Si bien esta experiencia permanecerá en nuestra memoria por muchos años, lo que para este Director será imborrable es el temple y coraje que he visto en ustedes, durante las fatigosas jornadas que les tocó vivir.
No hubo puntos bajos. Desde quienes participaron activamente en el control de las múltiples emergencias que debieron atender, pasando por la búsqueda y recuperación de victimas, la implementación de una eficiente red de apoyo logístico e incluso en la ingrata misión de mantener el aseo e higiene de nuestras dependencias, durante toda la emergencia.

El temple del nuestro personal afloró con cada orden recibida por el mando institucional, ejecutándolas en forma serena y profesional, transmitiendo al mismo tiempo tranquilidad a una comunidad inquieta y por momentos hostil.
Esta larga jornada y por momentos tediosa jornada, nos ha dejado profundas enseñanzas y será nuestro deber documentarlas y traducirlas en planes y procedimientos que sirvan de base para el futuro y a otros bomberos del país.

También, aprovecho estas líneas para transmitir nuestro sincero agradecimiento a quienes desde distintos puntos del país concurrieron en nuestra ayuda.: Bomberos de Puerto Varas, Rio Bueno, Iquique, Frutillar, La Unión, La Calera, Osorno, Temuco, Hornopirén, Santiago, Puerto Montt y Los Ángeles en forma generosa y desinteresada estuvieron con nosotros. A todos ellos deseo expresarles que ese gesto permanecerá imborrable en quienes formamos parte de esta Compañía.
En circunstancias excepcionales suele haber en la vida de algunos, sólo de algunos, un momento -un solo momento- que los pone frente a dilemas extremadamente difíciles y frente a los cuales se salen de la manada y rompen el estándar actuando de una manera que no es exigible a nadie.
Se ponen por encima y son capaces de actuar en forma excepcional, y cuando hablamos de gente excepcional en tiempos también excepcionales, hablamos de héroes.

Como nos conocemos sabemos al usar esta palabra nos embarga cierto pudor, cito lo que escribió un comentarista a raíz de esta emergencia, “el héroe es héroe no por ser perfecto, sino por tener una conducta excepcional. Por lo mismo, el heroísmo, más que una condición de vida, más que una profesión de jornada completa, es ese fulgor del comportamiento donde el instante se junta con la eternidad”.

Sabemos que vendrán tiempos difíciles, no será fácil reconstruir y levantar nuestra devastada ciudad, pero tengo la certeza que con personas como Uds. la tarea no es imposible.
Orgulloso y agradecido por darme la oportunidad de ser su Director le envío mi más sincero abraso a Uds y sus familias.


Jorge Ogalde Gómez
Director de Compañía
Fünfte Deutsche Feuerwehrkompanie Talcahuano
Quinta Compañía de Bomberos de Talcahuano
19O8 -2O1O



15 de marzo de 2010

Rescatando lo último del Cuartel Central

La vida humana siempre va por sobre las cosas materiales. Es algo natural y que no tiene discusión alguna. Aún así los recuerdos, emociones y sentimientos que afloran cuando se aprecian aquellos lugares que han sido importantes en nuestra vida y que ahora se encuentran en un estado de evidente destrucción, hacen que cada uno de nosotros tenga un dejo de pena y desazón en el corazón.

El Cuartel Central, casa de muchos de los que hoy están en el rango medio y más alto de nuestra antigüedad; casa actual de la Primera, Segunda y Tercera Compañías, casa e ícono del mando bomberil en nuestra ciudad, y dónde para nuestra compañía se forjaron esos sueños de independencia que hoy podemos gracias a muchos, vivir.

La Central tenía un ambiente distinto. Sencillamente era el "Hollywood"de las grandes estrellas bomberiles de nuestro puerto, y el que no había pasado por aquellos pasillos y recovecos no conoce realmente de la mística que encerraba el edificio. Historias por montones; de penas, de travesuras, de fantasmas, de mitos y leyendas de bomberos; de tantos hombres y mujeres que han pasado por esta institución y que dejaron su huella y su legado a fuego en cada muro, en cada puerta, en cada rincón.


La Central hoy yace en medio de un puerto desordenado por el mar y zamarreado por la tierra. Siendo fiel hasta el final resiste de sus grandes daños estructurales. Dentro de él se respira un aire espeso y cargado de recuerdos. No hay muro ni corniza que tenga hoy una grieta.

Se nos encargó volver al centro a buscar nuestra central de comunicaciones, inaugurada de forma reciente y para lo cual se le debieron realizar al Cuartel algunas modificaciones que dieron alegría a las telefonistas por tener un mayor espacio para realizar su trabajo. El desarmar todo ahora tenía un sentido sublime que lo asumimos con especial respeto, no sólo por el edificio en sí, sinó que por nuestros compañeros de las compañías que hoy quedan sin casa, con todo destruído y con sus recuerdos de bombero enterrados bajo el sedimento del mar.

Sólo por eso hoy podemos dar ánimo y levantar a nuestro puerto con ganas, y unidos lograr nuevas y mejores cosas para proteger como Cuerpo de Bomberos a esta ciudad que se levanta de entre los escombros.





13 de marzo de 2010

La Quinta y la catástrofe


Nuestra guardia nocturna se constituyó como todas las noches faltando pocos minutos para la medianoche. En el hall de guardia se encontraban algunos comiendo y comentando el Festival que estaba siendo transmitido por televisión. Otros, se encontraban en la planta baja, conversando mientras fumaban. Todo parecía en un "raro orden". Pronto todos se comenzaron a retirar para poder descansar. Esperaba un día agotador, en el cual debíamos realizar una cancha de consumo, como parte de la implementación de las nuevas ordenanzas impuestas por la capitanía en el manejo de incendios estructurales. A las 01:30 horas, nos encontrábamos durmiendo muchos ya, de forma plácida. La dotación era de 8 voluntarios; con Iván Chavez, Sebastián Turner, Juan Pablo Fernández, Julio Cáceres, Alejandro Odgers, Marcelo Quezada, Rodolfo Garrido a cargo de el Teniente Mauricio Oliveros.



Sin embargo, a las 03:34 horas fuimos despertados por un horrendo ruido subterráneo y un movimiento sin preámbulo que nos sacó de la calma. Recuerdo que de forma autómata y sin entender nada nos calamos las botas y jardinera. Muchos de nosotros pensamos que era un sueño, algo completamente irreal. Al abrir la puerta de la guardia, veo a mis compañeros salir de forma apresurada desde las puertas de las otras tres habitaciones. Todo a nuestro alrededor se movía de forma tan violenta que tastabillé hasta caer a piso. Las cosas caían a nuestro alrededor y el crujir de nuestro cuartel, hizo pasar por nuestras cabezas que de pronto todo caería sobre nuestras cabezas. De pronto nos encontramos todos en las afueras de la guardia, inmóviles, viendo como todo se movía y caían piedrecillas desde el techo de la sala de máquinas. Fué tanto el tiempo que recuerdo perfectamente nuestras miradas aterradas y las palabras de calma - "Va a pasar", "Tranquilos". Desde la escala que da a la sala de máquinas el panorama era bestial. Ver a nuestros camiones sacudidos como si fuésen de cartón, los portones del cuartel flameando como una prenda de ropa al viento y el ruido de estampida infernal que no acabó sinó hasta 2 minutos y 45 segundos que parecieron una eternidad.

Sólo ahí nos miramos bajo el tenue reflejo de las luces de emergencia. El silencio ahora era conmovedor. Sólo ahí corrimos hasta los portones. Al abrirlos sobrevino una réplica casi inmediata, y de una magnitud considerable. Cuando nuevamente hubo tregua, nuestro teniente nos envió a buscar nuestras chaquetas, cascos y cinturones. Al volver, las máquinas ya estaban afuera y cuando nos detuvimos a un costado de ellas, ya en la calle volvió a temblar de forma estrepitosa, sacando a un portón de su carril y dejándolo trabado.
Con nosotros y nuestras máquinas afuera, pude oír recién el grito y llanto de la gente el rugir de los vehículos y una innumerable cantidad de vidrios aún quebrándose. Las personas se empezaron luego a agolpar en el cuartel preguntando por una salida de mar. Las radios tenían un ruido de acople, combinado con muchas conversaciones una sobre otra. Era el caos. Nuestras familias pasaron rápidamente por nuestras cabezas pero debíamos actuar. Eso lo sabíamos todos. El uniforme que portábamos no daba pié a dejar todo botado y salir corriendo. Lo que todo bombero pensó alguna vez que podría suceder estaba sucediendo, sólo que esta vez estábamos en la peor posición. Nunca pensamos que nos podía suceder a nosotros, estando en la bomba, y lejos de las familias.


Con las radiocomunicaciones prácticamente cortadas por el caos, sin luz, sin agua, sin teléfonos ni celulares, comenzamos a ayudar en entregar calma a la gente, curar sus heridas de corte, caídas y dar un provisorio asilo a ancianos, y familias con niños quienes con nosotros se sentían un poco mejor. A esa hora la gente corría despavorida al cerro Macera. La cancha de fúbol aledaña a nuestro cuartel la indicamos a cada uno de los que pasaba preguntando, como una buena zona de seguridad. Les recomendamos a cada uno de ellos movilizarse en vehículo lo menos posible y estar tranquilos. Las réplicas fueron en aumento en frecuencia e intensidad. El escenario en la calle era francamente apocalíptico. Las radios jamás hablaron de una actividad en el mar, y hasta ese instante lo poco que habíamos escuchado por radio era que el sismo había alcanzado los 9,2 grados.

A los varios minutos después comenzaron a llegar más de los nuestros. Los abrazos que nos dábamos al vernos eran de un real afecto y nos alegrábamos mucho al saber que estábamos en buen estado. Ellos nos traían noticias de otros puntos de la ciudad y nos hacían saber que realmente era un evento de grandes magnitudes. Más tarde y cuando ya muchos habían llegado al cuartel, comenzamos a realizar un improvisado conteo de personal. Quien se había encontrado o visto a otro voluntario, o quien sabía de él.
A varios minutos después llegó al cuartel los dos carros de la Tercera Compañía, buscando un punto más seguro; y quienes nos traían noticias de lo vivido en el centro, y de cómo estaban los sectores que recorrieron. La gente había subido a los cerros de Talcahuano, las calles estaban casi inutilizadas, los escombros no dejaban movilizarse y habían personas muertas en las calles. También el Cuartel Central, había sido desalojado con todo su personal y habría presentado daños graves.
Muchos de nosotros, y horas mas tarde comenzamos a saber de nuestros familiares que acudieron al cuartel o lograron, con la ayuda de otros compañeros movilizarse hasta sus casas, sólo para saber de ellos y volver al cuartel. La madrugada se hizo cada vez más oscura en medio de las réplicas y a eso de las 05:00, había entrado en Talcahuano una espesa neblina que borró la luna y las estrellas acompañado con un inquietante olor marino.


No fué sinó hasta el clarear la mañana cuando logramos ver los primeros daños, que sin saberlo era un detalle, frente a la destrucción que encontraríamos en el Puerto. Más tarde sabríamos que algunos de nuestros voluntarios perdieron su casa, muchos sus trabajos e increíblemente algunas otras se encontraban bajo el barro cuando llegaban mojados y con algas enganchadas en los uniformes. Supimos más tarde de los containers esparcidos por las calles, del hedor a muerte y petróleo, de los daños que otros habían visto en la Base Naval mientras trabajaban; de los primeros saqueos a los locales comerciales, de las naves encalladas en calle Blanco, de la pérdida del Cuartel Central y de la devastación general de nuestro Talcahuano.

Lo que nos remeció en su totalidad fueron las noticias que llegaban desde el centro, en el que se hablaba del fallecimiento de la esposa de nuestro Superintendente Sr. Luis Fregonara. El sismo había tocado también a las familias de los Bomberos de Talcahuano, y con ello a todos quienes servimos a esta institución. Fué algo que nos hizo despertar y ver vulnerables a la magnitud de este desastre. Rápidamente muchos de nosotros nos pusimos en la situación, no sólo de nuestro Superintendente, sinó que también en los hijos; Luigi, Piero y Paolo Fregonara de la Cuarta Compañía, y lamentamos profundamente, sin poder entender completamente lo sucedido. El grupo de Rescate Urbano del Cuerpo de Bomberos de Talcahuano y nuestra unidad de rescate acudieron al centro para colaborar en lo necesario.

Las humaredas que se veían en el horizonte correspondían a la acción del fuego en Concepción. Supimos a las horas siguientes de que el fuego había causado estragos en la capital regional y entrada la tarde de las personas que estaban atrapadas en el edificio "Alto Río". La radio Bío Bío funcionaba a ratos y así lograbamos saber algo más de lo que estaba sucediendo en otros lados. No teníamos agua, luz, comunicaciones, combustibles.
Y lo que es peor, tampoco teníamos comida. De esa forma se vieron obligados algunos voluntarios a pedir colaboraciones para bomberos, y lograron llegar con provisiones que tenían que durar por lo menos para hacer vivir por tres días a un equipo de 50 bomberos. Sabíamos que los compañeros de las otras compañías la estaban pasando igual o peor. Nadie se quejó. Aquel día todos comimos a saltos, unas pocas galletas y bebimos media botella de agua.


La noche se vino abruptamente y antes de caer la tarde, varios voluntarios en un derroche de esfuerzo, montaron una improvisada central de comunicaciones para trabajar por la señal nacional, alimentado por un generador que ya había sido dado de baja. Logramos así, conectarnos con lugares tan apartados como Lebu por el sur y Chillán por el norte, trabajando en lo que pronto sería denominado como "central provincial uno".
La central de comunicaciones de Talcahuano, obviamente destruída continuó trabajando en el puesto de mando de la Cuarta Compañía, (recientemente adquirido por el Cuerpo de Bomberos); fué ubicado en la Octava Compañía, del sector Las Higueras. Todo el flujo logístico de nuestro Cuerpo de Bomberos confluía en el cuartel 208.

Aquella noche dormimos en la calle. Tapados sólo con frazadas de nuestra guardia nocturna. A esa altura las réplicas eran algo cotidiano. Fuimos despertados de madrugada por una ligera lluvia que nos hizo olvidar en medio del sueño y el stress la inseguridad de dormir en la sala de máquinas, llena de vidrios y cosas por caer.
El amanecer del día 28 nos trajo la alegría de ver la llegada de una delegación de Frutillar. Eran los confederados los que nos venían a ver. Traían algo más de comida, agua, cigarros para aquellos que estaban nerviosos y lo más importante; sonrisas y fuerzas para continuar. Aquel día se realizaron búsquedas de los primeros reportados como desaparecidos. Salieron al centro un grupo de nuestros voluntarios y el grupo de Rescate Urbano del Cuerpo de Bomberos. Los que quedamos en el cuartel debimos empezar a preocuparnos de los primeros problemas derivados del hacinamiento. El orden, la higiene y en explicarle a la población que de nuestros carros no podía salir ni una sola gota aún, porque se necesitaba para incendios. Aunque muchas veces nuestras explicaciones no bastaron y produjeron una creciente ira en los vecinos, siendo insultados algunos, y otros increpados fuertemente.


Aquel día se comenzaron a vislumbrar las primeras etapas de la crisis social que comenzaríamos a vivir. Había gente caminando por las calles con carros de supermercado e innumerable cantidad de alimentos yacían olvidados en las calles cercanas a los principales expendios de provisiones. Las bombas de gasolina estaban llenas de gente violando los estanques y sacando combustibles con varillas. Los vehículos no respetaban nada y andaban por cualquier sitio. Las turbas saqueaban todo y muchos daños en la vía pública eran ahora producto de la gente y no del tsunami o terremoto. En medio de esa tarde, los primeros balazos rompieron la tranquilidad del sector en que nos encontrábamos. Los primeros militares se comenzaron a ver en las calles cercanas. El toque de queda impuesto era algo que siempre habían escuchado mis generaciones pero que jamás pensamos en vivir. La delincuencia se estaba tomando las calles y a la inseguridad de caminar por las calles evitando las réplicas se sumaba la inseguridad de los asaltos.

En los días siguientes lavarse un poco más que la cara se tornó algo imperioso. Poder lavarse dos veces en el día era un lujo y el tiempo pasaba de forma extraña. Nos perdíamos en los días y cada ciertas horas llegaba alguien que preguntaba si era lunes o domingo. Dentro de esos días fuimos nuevamente despachados a la búsqueda de personas en Las Salinas y nos golpeó la imagen de ver esas casas hechas trizas y mojadas hasta el último ápice. No quedaba duda que había pasado un maremoto por el sector, a juzgar por las casas en medio de las calles que vimos o la cantidad de escombros arrastrados por la fuerza del agua.


Posteriormente llegaron comitivas de Puerto Varas, Rio Bueno, Iquique, La Calera, Osorno, y Temuco. Todos pernoctaban en nuestra compañía y sus terrenos aledaños. Llegamos a ser cerca de 200 voluntarios y se realizaban turnos de vigilancia nocturna por la ola de saqueos, turnos de radio operadores y de encargados de llevar todo el conteo de personal y movimientos que se generaban en el cuartel. Todo el que salía o llegaba debía anotarse en pizarra y avisar al encargado de contabilidad.

El martes 2 de marzo, se desató un incendio que comenzó en las bodegas del supermercado Santa Isabel de Talcahuano. Se extendió el fuego a la manzana completa, aledaña a la plaza de armas. El humo se veía de todos lados y una vez que llegamos al lugar fuimos recibidos por una patrulla de la Armada, que nos acompañó por unos minutos. Aún así sólo tuvimos tiempo para bajar algunas herramientas de entrada forzada y los carros debieron irse. El escenario era desolador y sé que como yo, muchos quisieron detenerse a llorar mientras veían como Talcahuano se había transformado en algo sin forma, en un cuadro bizarro, en un pueblo sin ley. Pero no había tiempo de hacerlo. Ese Talcahuano que juramos proteger y que habíamos caminado y desarrollado nuestras vidas, ya no existía. El mar se había adentrado por al menos 600 metros al interior y habían diseminados por todos lados; containers, sacos de harina de pescado, embarcaciones, vehículos, herramientas navales, peces y animales muertos y una capa de varios centímetros de lodo por todas partes. Casas colgaban desde los cerros. Al hedor a muerte, harina de pescado, petróleo, se le sumaron luego las balas, que con un compañero debimos esquivar en medio de las hordas que corrían dentro de los locales comerciales.
Perplejos en una mitad de calle, todos los bomberos que estábamos combatiendo el fuego veíamos como el fuego consumía un hotel del centro de la ciudad, impotentes sin poder hacer nada. No había agua y las condiciones de seguridad se habían disminuído hasta llevarlo a cero. Estábamos en un campo de batalla del cual teníamos cero dominio. "Estamos acostumbrados a la sangre, al fuego, a lidiar con el dolor ajeno, pero no a las balas" fué lo que escuché de algunos que nos acompañaban, y compartía plenamente esa opinión.



Finalmente y luego de una hora el incendio ya había girado a la siguiente calle y lo pudimos contener aspirando agua desde el mar, realizando convoy con otras máquinas. Al ver el mar, éste se veía como nunca antes. El fondo ahora era claro y los escombros estaban hasta donde se perdía la vista. La postal que teníamos desde el muelle era de "sci-fi", coronada de norte a sur por el mercado colapsado, tres pesqueros encallados en una serviteca, el centro en llamas, un cerro de containers que tapaba la visión hacia el sur; y desde el muelle hasta 80 o 90 metros adentro, hastacalle Blanco, no había nada. Era sólo una mesa en que ni los cimientos de donde estaban las grúas o las bodegas de servicios habían soportado el agua y los escombros.
El caos no se detuvo, y en medio del incendio recibimos la noticia de que otro supermercado estaba siendo consumido por las llamas. La gente parecía verdaderos zombies en las calles, mientras nuestros uniformes se llenaban de sedimentos marinos al arrastrar las mangueras por las calles.


Los refuerzos llegados desde Río Bueno trajeron un alivio para nosotros y la comunidad, ya que los dos carros algibes lograron paliar de cierta forma el problema con el agua. Y de paso el problema de tener que lidiar con unos vecinos ahora hostiles. El stress nos estaba pasando la cuenta y debimos recurrir a terapia de grupo.

Al día siguiente que llegó Río Bueno, debimos partir a la zona de Caleta El Morro y la Ruta Interportuaria para realizar búsqueda. Nuestros compañeros del sur estaban impactados al igual que nosotros del nivel de destrucción que escondía el centro de Talcahuano. Algo que supusimos que nadie en el país veía, ya que no vimos una sola cámara de televisión por muchos días.
Algunas personas de El Morro, confundidas nos recibieron de forma hostil ya que rumoreaban que veníamos al puerto a echar literalmente "a abajo" lo que quedaba de sus casas. Debimos huír en medio de los muellajes de la Pesquera Iquique. Al salir a la calle el saqueo de sus bodegas era un descontrol enorme. El ambiente fué cada vez más espeso. Nos debimos mover hacia el sur, hasta la Ruta Interportuaria y otro grupo volvió más al puerto a buscar a unos rezagados. Luego de eso, escuchamos muchas balas y ruidos de metralla, bombazos. Los militares habían llegado y acordonaron la zona mientras caminábamos por lo que había quedado de la Ruta Interportuaria.
Habíamos caminado ya un trecho, cuando un gran sacudón, una réplica grado 6 hizo que la carretera ondeara como si se tratase de una toalla. Comenzamos a evacuar y solicitamos que regresaran en los carros a buscarnos. Mientras nos subíamos a los carros, observamos que el caos era gigantesco. Incluso a pocos metros nuestro, un caballo había sido faenado en plena calle, dejando sólo como rastro parte de sus interiores y la cabeza del animal en plena descomposición. Habíamos avanzado ya pocos metros cuando al ruido de las balas vimos cómo despavoridamente la gente corría por las calles. De pronto nuestras radios hablan de una alerta declarada de tsunami, producto de la réplica que habíamos sentido. Nuevamente el caos. La calle se llenó de vehículos en segundos y nuestras dos unidades, repletas de voluntarios hasta el techo se debió abrir paso en medio del tráfico. Violentamente llegamos al cuartel en donde se había dado la orden de evacuar. Todo, fué desmentido vía radial a los minutos después e intentamos regresar a nuestras labores.



Pero no sólo los rumores de tsunami fueron la tónica. Más adentrada la tarde, los rumores de bandas de saqueadores que estaban entrando en las casas del sector hizo que nuestros voluntarios montaran guardia en cada esquina del cuartel, portando nuestras herramientas de entrada forzada con la desagradable misión de velar por la seguridad de los nuestros. Algo que jamás pensamos realizar y que con angustia y dolor veíamos como real.
A los días siguientes el contingente de militares aumentó en las calles y sobrevino una tensa calma. Los algibes seguían saciando la sed de la población y comenzamos una rutina de emergencia, consistente en atender la central de radiocomunicaciones y atender el abastecimiento de agua y emergencias "tradicionales".

Hace pocos días atrás el Consejo Regional nos dejó la tarea de ser centro de acopio de víveres para ser repartido a cada uno de los Cuerpos de Bomberos de la provincia.
A la retirada de delegaciones de Iquique y Río Bueno, nos vimos nuevamente acompañados por los confederados de Puerto Varas, Santiago, Puerto Montt y Los Ángeles. Ellos le continúan dando forma a esta situación de que nos descoloca a veces y nos hace vislumbrar un futuro no muy claro.


Sin los confederados nos hubiese invadido la tristeza, la angustia y la desesperación. Y no sólo de ellos, sinó que de todos y cada uno de los que estuvieron con nosotros. El grupo de compañías hermanas cobró un sentido distinto, nos trajo sonrisas, historias y nuevos aires. Con ellos nos sentimos apoyados y respaldados en lo que realizamos y aunque quisiéramos atenderlos de mejor forma, ellos comprenden y nos demuestran que están en Talcahuano porque desean colaborar con nuestra acción, por saber como estamos y por cuidar nuestra integridad como organización; no por morbo, no por aplausos, no por dinero, porque sabemos que cada uno de ellos están trabajando con el corazón, como todos los Bomberos de este país.


Este es nuestro día a día, ahora, luego de que lo peor ha pasado. O por lo menos eso queremos creer. Aunque cada réplica nos recuerda lo que hemos vivido. Esperamos volver a encender nuestros proyectos, levantarnos y seguir caminando con esfuerzo, tal como hemos hecho por estos 102 años de vida, y seguir construyendo la Quinta, nuestra Quinta.

Continuaremos entregando información por medio de este canal, que hemos reabierto para conectarnos al mundo. Sufrimos pérdida de información, que ya hemos repuesto para actualizar de forma normal.



Juan Pablo Fernández Madrid
Editor de Contenidos Internet





FOTOGRAFÍAS DISPONIBLES EN NUESTRO ÁLBUM
(Fotografías de alto impacto visual)


Fotografías por:
Robert Yañez (Voluntario Quinta Talcahuano)
Hector Cárcamo (Voluntario Quinta Talcahuano)
Victor Domínguez
Claudio Vargas-Hott (Voluntario Primera Río Bueno)
Alvaro Araneda (Voluntario Tercera Frutillar)
Eduardo Alcalde (Voluntario Octava Talcahuano)
Boris Carrasco Pacheco
Roberto Lucero Condeza
Fanny Guarda Benavente
Alejandra Gomez Fuentealba
José Ulloa Soto
Ivan Rocha Valladares
Alejandra Medina Mora
Rodrigo Sanhueza Ibaceta
Gonzalo Caceres Alarcon (Cadete Quinta Talcahuano)
Rene Carrasco Barria (Voluntario Primera Frutillar)
Francisco Gutierrez Ellies (Voluntario Primera Frutillar)
Juan Pablo Inostroza Mancilla
José Soto Cárdenas
Luis González Alarcón
Erich Andereya (Voluntario Decimoquinta Santiago)
Fabian González Saavedra
José Muñoz Cisternas (Voluntario Tercera Talcahuano)
Christian Luttecke Scheel (Voluntario Sexta Puerto Varas)