4 de octubre de 2008

A 18 años de la Reunificación

En la noche del 3 de octubre de 1990, miles de personas festejaron delante del edificio del Reichstag, en Berlín, la adhesión de la RDA a Alemania Federal. Con ello se había reconstituido la unidad estatal de Alemania luego de más de cuatro décadas de división.

La noche del 9 de noviembre de 1989: en Berlín cae el Muro y con él la frontera que había dividido a Alemania durante 28 años. Miles de ciudadanos de la RDA se trasladan rápidamente esa noche hacia la línea divisoria con Berlín Occidental. No hay orden oficial, pero los soldados igualmente abren los pasos de frontera. Seres humanos que hasta entonces nunca se habían visto se abrazan y lloran, festejan espontáneamente la apertura del Muro. Alemania experimenta una noche de éxtasis, una noche que cambiaría el mundo.

El presidente de honor del Partido Socialdemócrata Alemán, Willy Brandt, que durante la división fuera popular alcalde de la parte occidental de la ciudad, se dirigió ya la mañana siguiente a la Puerta de Brandeburgo y anunció: «ahora se une lo que es un todo». Los diarios titularon: «Los berlineses bailaron toda la noche en la avenida Kurfürstendamm», «Berlín vuelve a ser Berlín» y «Alemania llora de alegría. Nos damos la mano».

En los días siguientes, varios millones de alemanes de la RDA se trasladan a Occidente. Para muchos de ellos es el primer viaje a Alemania Federal, visitan parientes, disfrutan de las ciudades y el paisaje… y también de los «paraísos de compras», con un billete de 100 marcos como «regalo de bienvenida» a la República Federal.

¿Qué había sucedido? EL 9 de noviembre, poco antes de las 19 horas, Günter Schabowski, miembro del buró político del Partido Socialista Unificado (SED) de la RDA, había dado a conocer en una conferencia de prensa internacional, titubeante, entrecortadamente, una regulación de salida del país algo más liberal que la anteriormente existente. A una pregunta de un periodista, Schabowski responde que la regulación entra en vigor «de inmediato, sin demora». Esa versión no había sido autorizada así por el gobierno de la RDA, pero se expandió velozmente por toda la RDA y fue interpretada por los guardias fronterizos como una orden de apertura de los pasos que de frontera que custodiaban en Berlín: el Muro había caído.

El histórico suceso había sido precedido por fugas masivas de la RDA en el verano de 1989 (a través de Hungría y Checoslovaquia) e impresionantes manifestaciones del movimiento de oposición dentro de la RDA, por primera vez con exigencias y expresiones públicas de crítica (p. ej. en las «manifestaciones de los lunes», en Leipzig). Ambos elementos hicieron tambalear las estructuras de la RDA. Ese desarrollo de los hechos se profundizó porque rápidamente quedó claro que – a diferencia de 1956 en Hungría, 1968 en Praga y 1980 en Polonia – la URSS no tenía interés alguno en que las acciones de protesta fueran reprimidas violentamente. La «revolución suave» provoca una especie de parálisis de los órganos de gobierno de la RDA. La renuncia de Erich Honecker, durante muchos años secretario general del SED y presidente del consejo de Estado, el 18 de octubre de 1989, marca el comienzo del fin del régimen de la RDA. Tampoco su sucesor, Egon Krenz, logra estabilizar la situación.

El colapso de la RDA y la reunificación de Alemania once meses más tarde, el 3 de octubre de 1990, no hubieran sido pensables, sin embargo, sin los cambios que se produjeron en la URSS desde mediados de los años 80. Para modernisar la URSS, el jefe de Estado y partido Mijaíl Gorbachov había apostado por amplias reformas. Gorbachov renunció también a la hegemonía del bloque soviético sobre el Bloque del Este y aspiraba a una mayor cooperación con Occidente. Con ello abrió paso a una paulatina democratización de los países del Este de Europa. Sobre todo Polonia y Hungría aprovecharon las nuevas posibilidades. En mayo de 1989, los húngaros comenzaron a abrir un demostrativo agujero en la «Cortina de Hierro». La apertura total de la frontera húngara hacia Occidente tuvo lugar el 11 de septiembre de 1989.

Con la revolución pacífica en la RDA, la reunificación de ambos Estados alemanes se había transformado en posible, lo que muchos no habían siquiera podido imaginar. Pero antes tuvieron lugar en la RDA, el 18 de marzo de 1990, por primera vez elecciones libres para la Asamblea Popular. Los temas de la campaña electoral fueron sobre todo la forma y velocidad de la aspirada unificación con Alemania Occidental. El 18 de mayo de 1990 fue firmado el Tratado de Unión Económica, Monetaria y Social entre ambas Alemanias. Como el sistema económico de la RDA era irreformable, la RDA asume el 1 de julio de 1990 el sistema económico de Alemania Federal. Poco después comenzaron en Berlín las negociaciones acerca del Tratado de Unión. Aún antes del fin de las negociaciones, la Asamblea Popular aprueba el 23 de agosto de 1990, en una sesión extraordinaria, la adhesión de la RDA al ámbito de vigencia de la Constitución de Alemania Federal el 3 de octubre de 1990.

Debido a los derechos y responsabilidades de las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial con respecto a Alemania en su conjunto y a Berlín en particular, una reunificación sin su consentimiento era imposible. Las potencias vencedoras acordaron en febrero de 1990 llevar a cabo negociaciones conjuntas con ambos Estados alemanes. En el «Tratado acerca de las regulaciones finales sobre Alemania», del 12 de septiembre de 1990, fueron regulados finalmente los aspectos de derecho internacional de la reunificación. Alemania recobró de esa forma también su completa soberanía.

En la noche del 3 de octubre de 1990, miles de personas festejaron delante del edificio del Reichstag, en Berlín, la adhesión de la RDA a Alemania Federal. Con ello se había reconstituido la unidad estatal de Alemania luego de más de cuatro décadas de división.

En Alemania había caído el Muro… y en el mundo cayó la Cortina de Hierro entre el Este y Oeste. Ya a fines de noviembre de 1990, los Estados de la OTAN y los del Pacto de Varsovia firman en la cumbre de la CSCE en París el primer amplio tratado de desarme en relación con las fuerzas armadas convencionales. La Carta de París para una nueva Europa declara acabada la «era del enfrentamiento y de la división de Europa» y el comienzo de una «nueva era de democracia, paz y unidad». Finalmente, la cumbre de la OTAN en Roma, exactamente dos años después de la caída del Muro de Berlín, el 7 y 8 de noviembre de 1991, da oficialmente por concluido el conflicto Este-Oeste. La Guerra Fría había pasado a ser parte de la historia.


Fuente: Deutsche Botschaft Santiago de Chile - Embajada de la República Federal Alemana en Santiago de Chile
Fotografías: Deutsche Botschaft Santiago de Chile - Embajada de la República Federal Alemana en Santiago de Chile